En una noche de junio del 2016, sufrí un accidente a las afueras de la ciudad. Era las 4am, todo estaba oscuro, había neblina y estaba lloviendo. Al acercarme a la intersección con la antigua carretera Panamericana Sur presioné el freno, pero el vehículo patinó sobre la carretera húmeda perdiendo el control del mismo, para luego caer por un pequeño barranco y terminar en medio de unas chacras, después de fuertes golpes.

Me golpeé fuertemente la cabeza, estaba aturdido y temblaba por los nervios. Intenté abrir la puerta, pero esta estaba trabada por los impactos en la caída. Me encontraba atrapado en el carro y había olor a gasolina, por lo que temía que pudiese incendiarse. Estaba solo y no sabía qué hacer ni a quién pedir ayuda, mis ideas no eran muy claras. Fue un momento terrible que no quisiera repetir.

De pronto sonó mi celular, contesté y una voz dijo «Señor Luis buenas noches, somos TRACKLINK nuestro sistema e-Call – Tecnología que Salva Vidas ha detectado que su vehículo ha sufrido un fuerte impacto hace un momento, quisiéramos saber cómo se encuentra usted.»

En un momento tan terrible esa llamada llegó como caída del cielo. Le comenté al operador cómo me encontraba, respondió que mantuviera la calma, pues la Central de Emergencias ya estaba coordinando la llegada de la ayuda especializada al lugar del accidente. Efectivamente, poco tiempo después me encontraba siendo auxiliado y rescatado de la celda en la que se había convertido mi vehículo.

Gracias a TRACKLINK y al sistema e-Call – Tecnología que Salva Vidas, pude tener la ayuda que necesitaba en uno de los peores momentos que he pasado en mi vida.

Luis Gustavo Ortiz Aylas. Lima